‘Los inocentes’, de Germán Tejada: adolescencias punkis en Lima

Cara de Ángel tiene clara la consigna: quiere ser un punki muy punk. También está en sus prioridades explorar su deseo con Gabriela, la chiquilla morena del pelo rizado. Pero además le destantea la sensualidad primitiva de Johnny, hermoso rockstar en ciernes. Y en realidad preferiría participar en la pandilla de adolescentes salvajes que se reúnen a delirar delitos en el billar. Cuando duerme, Cara de Ángel sueña con zombis. 

En su ópera prima Los inocentes, Germán Tejada adapta, con más transgresión que respeto, el libro-clásico-de-culto-limeño-callejero-homónimo de 1961 de Oswaldo Reynoso. Colección de cuentos criollos, urbanos y rijosos, desde la mirada de Tejada se convierte en un rabioso alegato sobre las masculinidades, lo áspero de crecer, el canto destemplado al barrio. 

Interpretada por una turba de adolescentes entusiastas, Los inocentes es una coproducción peruana y mexicana, que tiene su estreno en la sección Mezcal del 40° Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

Germán Tejada nos contó: sobre su devoción a un libro emblemático, sobre su deseo de hacerlo cine, sobre su adaptación tumultuosa, porque sólo entre jirones se puede hacer homenaje a una provocación que en el cine logra otra nueva insolencia. 

 

Los inocentes está basada en un libro del escritor peruano Oswaldo Reynoso. ¿De qué va este libro de cuentos y qué te atrapó de él para querer hacer una película? 

Oswaldo Reynoso es un escritor muy under y urbano de la generación de los 50, que falleció hace tres o cuatro años. Los inocentes es un libro icónico en Lima, un glosario de personajes que encarna formas distintas de ver la masculinidad. De hecho, cuando salió el libro, lo censuraron por hablar de la homosexualidad, sobre todo por un personaje medio pedófilo que retomo para la película. Cuando lo leí yo tenía 14 años, estaba con las hormonas revueltas y vi en el libro un aliado. Después, cuando entro al mundo del cine, siempre tuve claro que sería mi primera película. 

No es una adaptación literal; agarré estos cuentos y comencé a entrelazarlos. Tomé personajes que sólo son mencionados una vez y los volví protagonistas, porque me funcionaba mejor para mi línea narrativa. Mezclé personajes, historias y salió esta adaptación del libro.

Volví la historia atemporal, podría ocurrir a finales de los noventa, en los años 2000 y hasta más cerca. El libro habla de una Lima criolla y la peli es superpunk. La trasladé a lo que yo vivía a esa edad como aprendiz de punk, queriendo ser parte de la pandilla, metiéndome en esta movida. 

 

No sé si Oswaldo Reynoso conocía el concepto de masculinidades, quizá él hablaba del ambiente sórdido de los barrios, pero eso habla de la virtud del libro, que ahora soporta una lectura queer. Pero también parece una recopilación del imaginario de las juventudes limeñas y latinoamericanas: el grafiti, el rock, las calles, los zombis...

Oswaldo fue trasgresor en su época. Para mí fue un punto de partida de algo de lo que yo quería hablar, de esta Lima punk y callejera, desde un lugar muy personal. La peli es un homenaje a una etapa de mi vida: la movida punk, las calles, la música, esta cosa transgresora juvenil. 

Pero también está mi lado naïf, porque la peli tiene un lado muy inocente, es un punk wannabe. De hecho yo quería que la peli fuera más callejera y dura, pero no me salió porque no soy así. La peli termina teniendo estos trazos naif, y mi intención era que no se quede en Lima, porque estas subculturas o tribus son transversales a todo Latinoamérica. Tiene esta pulsión muy joven, anárquica, rebelde.

Y los zombis, no soy muy fan de las películas de zombies, pero me pareció un elemento clave para entrar al mundo onírico del personaje. Los zombis representan esta mirada que ellos tienen sobre crecer, que mientras creces pierdes la inocencia y te vas corrompiendo. Me parecía un elemento poderoso para representar este miedo del personaje.

 

Tu elenco lo componen un montón de muchachos y muchachas que posiblemente sea su primera película, ¿cómo conformaste el casting y despúes, cómo trabajas con los muchachos? 

Es la primera película de todos. Hay alguno que otro que tiene formación teatral, pero muy de teatro de barrio. El único que tiene formación actoral es José Miguel Chuiman, que hace al cantante; para los demás era su primera experiencia con películas. Hicimos un casting abierto, terminamos con una preselección de 35 chiquillos, con ellos hicimos un taller de tres meses con Beto Benites, quien hace al Choro Plantado. Yo intervine hacia el final del taller, donde hicimos ejercicios vinculados con la película. Ahí comenzamos a seleccionar a los personajes. Los demás aparecen de secundarios, extras; se armó un grupo muy grande. Con los que quedaron de protagonistas trabajamos con más profundidad.

Lo interesante fue que había chiquillos que los veía y eran los personajes tal cual. Me pasó con Rosquita, el chiquito de grafiti, que es supercarismático. Ese man es tal cual lo ves en la vida real. Lo mismo pasaba con Carambola, el de pelito güero; la chica Gabriela, que es Grecia. 

Pero por ejemplo, Colorete y Johnny, tuve que hacer un trabajo después, ya más metidos en la actuación. A Colorete le veía todo el potencial, pero era todo bueno, lo opuesto al personaje agresivo que vemos en la película. Entonces fue trabajar esas particularidades. Algunos ya venían con el personaje en su esencia y a otros había que trabajarlos, una chamba superintensa para encontrar el personaje. 

 

Los inocentes, dir. Germán Tejada

 

Quería saber sobre el tema de la coproducción, sé que estuvo involucrada Paulina Villavicencio de Disruptiva. ¿Cómo se incorporó esta parte mexicana al proyecto? 

Todo empieza con el Festival de Cine en Guadalajara. La peli participó en el encuentro de coproducción y ahí ganamos un premio con Marco Antonio Salgado, nuestro primer vínculo, pero también estaba en el jurado Paulina, ambos entraron en la coproducción. Posterior al encuentro, la película es seleccionada en el taller de guion Cine Qua Non Lab, que se hace en Tzintzuntzan, Michoacán. En ese taller estaba Michelle Garza y nos hicimos amigos. De hecho, trabajamos muy de la mano los procesos de nuestros guiones. Yo me vi todas las versiones de Huesera, ella vio todas las versiones de Los inocentes. Incluso mis productores peruanos, Señor Z, son coproductores minoritarios de Huesera, fue prácticamente un intercambio de productores. 

Paulina Villavicencio es muy importante en la película. Ella tiene una fuerza y unas ganas, así como todo el equipo que sumó para la parte de postproducción de sonido. El diseño sonoro y la postproducción de sonido la hice completamente en México. También la edición la hice con Edson Ramírez. También es mexicano el actor José Concepción Macías, el señor que tiene este vínculo con Colorete. Así se desarrolló la coproducción Perú-México. 

 

Tu formación se ha dado en publicidad y se nota en la manufactura de la película, que está muy bien fotografiada, ¿qué tanto tiene que ver esta formación en una obra como Los inocentes?

Acá en México me desarrollo haciendo videoclips para artistas. El día a día en un set te abre otras posibilidades, esta cosa estética que puedes ir explorando porque lo estás haciendo en la realidad. Me siento cómodo en el set, filmo mucho, y eso es probar distintos formatos, te da otro tipo de herramientas. 

De hecho ahí tuve el privilegio de conocer a Julián Apesteguía, fotógrafo con el que he hecho publicidad, y que también ha hecho El clan, El ángel, Muere monstruo, muere. Tiene un lenguaje potente y somos muy amigos; le mandé el guión para que me diera un feedback, y a los tres días me escribe y me dice: "Tiene fotógrafo, yo quiero hacer esta película." 

El trabajo con él fue muy intenso, se generó una sinergia superlinda, y eso hizo que la peli tenga el acabado que tiene. Si bien está muy cuidada, también tiene este ruido en la luz, en el color y en la forma, un espíritu punki pero estético a la vez. Julián está muy contento con el acabado, de hecho está buscando postular la peli a concursos de fotografía muy específicos.

 

Estrenas en Guadalajara y según entiendo, Los inocentes es casi hija de Guadalajara, ¿qué te parece presentarla allá? 

Buenísimo, espero que sea un buen inicio. Será su primera exhibición, tengo muchas expectativas, que sea un despegue para la película y nos abra otros horizontes.

Estamos seleccionados en el premio Maguey, para películas queer. Me sorprende que agarren la película y la encasillen en este espacio. Siento que la película te habla de un despertar sexual, de un chico que explora libremente, pero que no es una película cargada de elementos queer. Igual me emociona estrenar en este festival, tiene mucho prestigio y además en su edición 40 está bueno, es una celebración para todos.

 

Pensaba que quizá en Lima se vea distinto, porque la ven con toda la carga del libro original.

Ahí estoy tocando otras fibras, me estoy metiendo con el libro favorito de muchas personas, me llama mucho la atención lo que pasará por esos lugares. La peli en realidad captura la esencia del libro, esa mirada transgresora y rebelde. Pero hay expectativas en Lima porque es Los inocentes. Me muero de curiosidad sobre cómo reaccionará la gente y la crítica, no solamente la cinematográfica, sino la literaria también.

 

 ¿Qué habría dicho Oswaldo Reynoso de esta adaptación?

Habría tenido un montón de peros, porque he agarrado el libro y lo he revuelto y destruido, no he respetado mucho su estructura literaria, pero de eso se trata la adaptación. Espero que esté contento donde quiera que esté, porque le tengo mucho respeto, mucho cariño y mucha admiración. Siento que es de esos escritores que reaparecen y se vuelven iconos, como lo debieron ser en su momento. Espero estar a la altura con este pequeño homenaje. 

 

Los inocentes (Perú, México, 2025). Dirección: Germán Tejada. Guionista: Christopher Vásquez y Germán Tejada. Adaptación del libro homónimo de Oswaldo Reynoso. Compan~i´as productoras: Señor Z, Disruptiva Films, BDC Boca del cielo producciones. Productores: Lorena Ugarteche, Paulina Villavicencio, Marco Antonio Salgado. Cinefotografía: Julián Apezteguía. Disen~ador de produccio´n: Maria Cristina Martinez. Vestuario: Andrea Martorellet. Maquillaje: Kathy Carbajal. Sonido: Ernesto Trujillo. Edición: Edson Ramírez. Disen~o sonoro: César Gónzalez Cortés. Música original: Ruíz-González. Postproducción: Quanta Post. Postproducción de sonido: Disruptiva Films. Reparto: Diego Ponce de León, José Miguel Chuman, Grecia Pino, José Masías, Beto Benites, Fabián Haziel Calle, Joshua Salinas Josué Subauste, Christian Calderón, Lucía Becerra, Andrea Berrocal. Locaciones: Lima, Perú.