Matías Meyer (Los últimos cristeros, Yo, Amores modernos) recupera los últimos días de Louis Riel, cuando fue condenado a muerte por alta traición y pasó tres meses en una oscura celda, donde dio rienda suelta a la escritura: cartas, poemas, reflexiones; todo un ideario que cruzaba lo político, lo onírico y lo espiritual.
Louis Riel o el cielo toca la tierra recoge estos textos para crear una película que desde el minimalismo cuenta la historia del prócer canadiense. Pocas locaciones, un blanco y negro sobrio, apenas un quinteto de personajes, quienes desde sus diálogos parecerían disertar esas delgadas fronteras entre los ideales y los sueños, el poder de la Tierra y el que otorgan los espíritus que custodian la Tierra.
Louis Riel o el cielo toca la tierra forma parte de la sección Ahora México de Ficunam 14. Matías Meyer nos contó sobre este desafío de retratar al controvertido prócer canadiense desde una celda, desde una mente alucinada y un tono elegíaco, que en algo recuerda aquella otra película sobre los cristeros.
¿Cómo llegas con Louis Riel y decides que es material para hacer una película?
En 2011 empecé a vivir entre Canadá y México y pensé que estaría bien intentar algo en Canadá. Mi papá me propuso que conociera a un personaje, Louis Riel. Al principio pensé que no me volvería a acerca a un tema que a mi papá le interesa, porque con él trabajé Los últimos cristeros. Pero le eché un ojo y me fascinó Riel. Me sorprendió muchísimo que no hay películas de él en Canadá. Hay una de 1979 y es una película de tele, bastante clásica. La mayoría de la gente lo conoce, pero muy superficialmente. De hecho viene en los exámenes de nacionalidad en Canadá, pero muchos se saben el parrafito que vieron en la en la escuela, pocos lo conocen a profundidad.
Encontré similitudes entre Louis Riel con Los últimos cristeros: personajes que tienen una conexión profunda con Dios, y que son perseguidos por un gobierno que los quiere aniquilar, un poco la historia de David contra Goliat. Por eso Louis Riel se agrega el nombre de David. Pero una de las cosas que me convencieron de hacerlo es que no hay películas sobre Louis Riel. Si hubiera encontrado diez películas sobre el tema, probablemente no me hubiera lanzado a hacerla.
Eliges contar el final de la vida de Riel, que tiene un fuerte acento psicológico y religioso. Hay alucinaciones, Louis Riel se considera un profeta. Contra una biografía que contaría su historia política, ¿por qué elegir este momento?
Hay momentos épicos de su vida. Como la batalla final, donde hay 6,000 soldados canadienses que están estrenando la metralleta Gatling, contra ellos, que son 500 y están atrincherados en el pueblito de Batoche. Riel alienta a sus hombres con un crucifijo en la mano. Los bombardean, los niños rezan adentro de la iglesia y Riel invoca al Espíritu Santo. No iba a conseguir nunca el dinero para esa escena. Y si lo consigo, me obligarían a hacer una película clásica. Cuando una película se vuelve demasiado cara pierdes mucha libertad como director. Yo busco guardar mi libertad creativa, y una forma es trabajar con presupuestos modestos. En el rodaje fuimos cuatro personas: un fotógrafo que no llevaba asistente; un sonidista y un asistente de producción, que también actúa del guardia.
Elijo el momento que lo condenan a muerte y lo encarcelan, el más documentado de su vida, cuando todo el día escribía cartas a su madre y su mujer, o peticiones políticas. Me interesó explorar su lado profético y espiritual. Muy poca gente sabe que Riel se autonombró el jefe espiritual de los métis. Sus visiones son parte de su cultura indígena, como un chamanismo. Hay un pequeño poema en el que se dice profeta del Nuevo Mundo. Es un profeta, la voz en el desierto. Los profetas aparecen en momentos de Apocalipsis de las culturas, y aquí estamos viendo la destrucción de los pueblos indígenas.
Siento que es una buena amalgama entre forma y fondo, entre el personaje, su situación y la forma de filmarlo, con pocos recursos, planos que te muestran una parte solamente, mucho que está fuera de campo.
Tienes un reto doble en esta película, la diriges y actúas a Louis Riel. Debe haber sido un ejercicio arduo combinar ambas facetas...
Muchas personas que leían el proyecto me decían: “necesitas un actorazo para este papel”. Y me animé al final. Me di cuenta que nadie conocía mejor al personaje que yo. Actuar como Louis Riel fue misterioso, sucedían cosas que yo no había planeado. De pronto me echaba un round con el cura y me ponía a llorar, no lo tenía planeado, pero el personaje me habitó de forma orgánica. Me gustó la experiencia, porque entendí lo que es actuar, lo que sienten los actores. Y me divertí muchísimo.
El fotógrafo a veces me ayudaba, me decía: “Esta palabra que dijiste, suena un poco rara”. Porque yo no checaba el monitor en cada toma, las dejaba y desde adentro controlaba los ritmos, los tiempos. No tenía más responsabilidad que conmigo mismo. También me di cuenta que es cierto eso de que en el momento que tú estás retratado en una imagen, ya no eres tú, es tu imagen pero este no soy, es otra cosa.
Eres un director mexicano, ¿qué le puedes aportar a una historia canadiense, donde incluso la concepción de lo religioso es distinta?
Le puedo dar es una mirada fresca, como una sorpresa. Hoy en día existe esta corriente ideológica de que tienes que hablar de las cosas que son parte de tu mundo, yo no estoy forzosamente de acuerdo, uno está atraído por lo que no conoce.
Y sobre lo religioso, por ejemplo, en Montreal las iglesias están vacías, muchas se transformaron en departamentos o bibliotecas. En México sigue siendo parte de la idiosincrasia, de la cultura. A mí nunca me forzaron a ir a misa, o a hacer mi primera comunión. No tengo la repulsión que tienen muchas personas de mi generación hacia la religión, para mí es como una filosofía que forma parte de nuestras raíces. Entonces adopto fácilmente el tema religioso de la película, sin que me cause urticaria. Pero también creo que lo interesante de Louis Riel es su mezcla de cultura indígena, con su cultura católica. Habla del sol, la luna, el viento, las ramas, las flores, y lo mezcla con Jesucristo y la Virgen. Me gusta esa mezcla religiosa de Louis Riel, entre chaman y cura.
¿Hay planes de presentar Louis Riel o el cielo toca la tierra en Canadá?
Riel es un personaje que cada vez que sale algo en la prensa resuena, todavía causa mucha polémica. Lo bueno es que mi versión muestra su lado más espiritual. Apliqué al Festival de Toronto, a ver si queda, y al Festival de Nuevo Cine de Montreal, ambos en otoño. Pero ya tengo un distribuidor local. Si no se ve en festivales, se verá en las pequeñas salas de de cine. Y pues con mucha curiosidad de la recepción.
Louis Riel o el cielo toca la tierra. (Canadá-México, 2024) Dirección: Matías Meyer. Guion: Matías Meyer, Alexandre Laferrière. Producción: Matías Meyer. Fotografía: François Herquel. Edición: Matías Meyer. Compañía productora: Matías Meyer. Sonido: Federico Schmucler. Participan: Matías Meyer, Marc Antoun, Nicolas Lebrun, Julien Francoeur, Gaetano Frangella, Alina Meyer, Audrey Robinson.