Con Mi novia es la revolución, Marcelino Islas Hernández continúa los merodeos adolescentes que había iniciado en Clases de historia (2018). Celebración de la propia hija del director, recreación de la nostalgia adolescente, Islas crea en Mi novia es la revolución un coming of age en el que se cifran la rebeldía, la identidad y la recreación enérgica del sucio grunge noventero.
Mi novia es la revolución tendrá su estreno en salas mexicanas el 16 de mayo.
Marcelino nos platica sobre este ejercicio de adolescencia, nostalgia y trasgresión.
¿Cómo empezaste a crear la historia de Sofía y Eva en Mi novia es la revolución?
Es un homenaje para mi hija Sofía. Después de realizar Clases de historia tuve la oportunidad de escribir esta historia. Sofía estaba por cumplir quince años, como la mayoría de sus compañeras. Después de un fin de semana con fiestas y valses, vimos Los 400 golpes de Truffaut para una de mis clases, y después le hablé a Gaby Vidal, mi maestra y asesora en guiones. Le comenté: “se me ocurre un coming of age que me gustaría que mi hija protagonice”
En dos meses logramos concretar el guión.
Desde la anciana de Martha (2010) hasta el vínculo de una mujer madura con una joven en Clases de historia (2021) hemos visto cómo disminuyen las edades de tus personajes, ¿implica destrezas distintas?
Cuando hice mi primera película tenía 23 años y la protagonista 60; al crecer comencé a añorar la juventud, o al menos a reflexionar sobre ésta. Es una cuestión de lenguaje con los actores, porque si el actor es mayor que nosotros, quizás no entendemos las cosas de la misma manera. En Mi novia es la revolución fue emocionante ver a mi hija creciendo en pantalla, no hubo problema para trabajar juntos.
Aunque Sofi no tuvo preparación para actuar, al menos hasta antes de la película, si podía entender a qué tono queríamos llegar, esto tal vez porque ella ha visto todas mis películas. Con Ana Valeria Becerril el trabajo fue muy gozoso; a la par que platicabamos también construímos.
En Mi novia es la revolución el universo femenino es dominante, los hombres aparecen casi como siluetas, ¿cómo describes este universo?
Así me ha tocado la vida, crecí con mi hermana y mi mamá, después me casé y tuve dos hijas, esta cuestión me rodea y la reflexiono constantemente.
Al inicio de mi carrera no cuestionaba el hecho de ser un hombre dirigiendo temas femeninos, después de Clases de historia fuí muy cuestionado, pero la verdad es que no tengo una agenda, tampoco abordo temas que no me corresponden, sino que es lo que me rodea.
Con mi papá tengo una buena relación, aunque él se fue y formó otra familia; eso podría explicar mis personajes masculinos desdibujados. En la escena donde Sofi platica con su mamá, es un diálogo que yo pude haber tenido con mi mamá. En general, esta película fue un regreso a mi juventud: filmé en Arboledas, el barrio donde crecí; estos factores circunstanciales me ayudaron a construir Mi novia es la revolución.
¿Cómo trabajaste con tus actrices protagónicas?
Sofi no sabía si decirme papá o director. Incluso me empezó a hablar de usted, pero le dije que no había necesidad, porque todos en el set sabían que era mi hija.
Busqué que el personaje de Eva le impusiera a Sofía, quería que la pusiera nerviosa. Sofía y Ana Valeria se conocieron en cámara, cuando los personajes coinciden por primera vez, en aquella escena donde Eva entra a la casa de Sofía. Así fui estratégico en distintos puntos de la historia y eso le ayudó a Sofía, porque incluso adoptó la jerga del trabajo. A veces le preguntaba al fotógrafo: “¿Ya estoy en mi luz?”. En general puedo decir que ha sido la película más divertida que he realizado, en la que todo mi elenco trabajó maravillosamente.
¿Por qué situar la historia en 1994?
Es el año en el que pasó todo, para mí fue el inicio de mi conciencia y son años que disfruté mucho. Hubo un fuerte impacto por el caso Colosio, el ejército zapatista, la devaluación y cómo repercutió todo eso en las familias.
Buscamos una casa que funcionará, a los vecinos en Arboledas les interesaba participar y una vez que la seleccionamos, la adaptamos con pintura y juguetes.
La música de George Heftye y Juan Manuel Torreblanca fue espléndida, además de la colaboración de No somos marineros y Margaritas Podridas, que hacen una música similar a la de la época. Se logró el espíritu del año 94.
¿Sofía es tu alter ego? ¿Proyecta lo que viviste en 1994?
Totalmente, el homenaje a Sofía es porque quería que saliera en pantalla y se diera cuenta que ella puede hacer lo que quiera. Al crecer en Arboledas yo hice eso: entrar a casas, jugábamos con las cosas de esos hogares e incluso en una casa había alberca y nadábamos, por eso hay una casa así en la película.
Recuerdo la ocasión en que compré un disco de New kids on the block y en algún momento llegó una Eva a corregir mi estilo musical. Era algo increíble y se subliman estos recuerdos en la película y en el personaje.
Sofía y Eva tienen una relación homosexual, tema que ahora está muy normalizado pero que en los noventa seguro hubiera sido escandaloso.
Gaby Vidal y yo entendimos que para el año 94 sería todo un tema presentar una pareja así, pero nos permitimos una licencia poética. Queríamos presentar lo hermoso de esa relación. Ha habido un cambio tremendo respecto a la aceptación de la comunidad, nosotros reivindicamos una historia que no pudo ser, algo que no pudimos ver antes.
¿Qué expectativas tienes del próximo estreno de Mi novia es la revolución?
Filmamos a finales de 2019 y nos alcanzó la pandemia, la edición la hice con Eduardo Palenque a distancia. Fue un reto encontrar buenos festivales, finalmente se estrenó en Roma, pero no pudimos ir porque no tenía la vacuna adecuada.
Ahora, en mayo de 2024 se abre la oportunidad. Tenemos esa deuda pendiente con el cine nacional. Al público le gusta el cine mexicano, pero el problema es que no lo conoce.
Todos hemos estado en los zapatos de Eva o de Sofía, ojalá lo pueda ver la mayor cantidad posible de público.
Mi novia es la revolución. México 2021). Dirección: Marcelino Islas. Producción: Camila Barbará, Aida Herrerías, Marcelino Islas, Daniela Leyva, Fernando Montes de Oca. Guion: Marcelino Islas, Gabriela Vidal. Fotografía: Rodrigo Sandoval. Edición: Eduardo Palenque. Elenco: Ana Valeria Becerril, Sofía Islas, Edwarda Gurrola, Luis Alejandro Lemus, Renata Lopez, Martha Claudia Moreno.