‘No son horas de olvidar’, de David Castañón: una pareja enfrenta el olvido

¿Cómo será la mente de Juanita? Debe haber una bruma de pensamientos, memorias, estímulos que se confunden. Y la voz de Jorge, la presencia de Jorge, le da un orden, le recupera su origen, su relación con el mundo, su identidad. 

No son horas de olvidar, documental de David Castañón, recupera esta relación entre Jorge y Juanita, dos personas de la tercera edad, en la que ella padece de Alzheimer y él busca afanosamente los recuerdos que puedan hacerle recuperar su identidad.

No son horas de olvidar, además, se empeña en mantener el recuerdo que viene del exilio, porque Jorge y Juanita son de origen chileno, pero migraron a México en los oscuros tiempos de la dictadura. Y a pesar de sus cuatro décadas aquí, Jorge describe: “no me siento extranjero, pero me sé extranjero”

No son horas de olvidar tendrá su estreno en salas del país a partir del 26 de mayo. Platicamos con David Castañon sobre este documental que trata del olvido y la memoria como formas necesarias y urgentes del amor. 

 

¿Cómo llegas con la pareja de Juanita y Jorge? 

Yo tenía la intención de hacer una película con distintos personajes, en distintas regiones del mundo, que potenciara el tema del olvido como algo que va más allá de culturas y costumbres. También buscaba que tuvieran afición hacia la música, la poesía; que los personajes todavía sustentaran un placer en su vida. 

Conocí a Juanita en una casa de cuidado diurno. Fue un hallazgo notable, también sumaba este rasgo del exilio que dejaba ver el tema de la identidad desde otra perspectiva, porque el exilio de alguna forma es borrar el pasado, las raíces, o dejarlas atrás. Ese rasgo me decidió a trabajar con Juanita y Jorge. 

Les gustaba la poesía, cantar, el baile, era plantarle cara a la adversidad de la memoria. Cada vez que había música o baile era el mejor momento para Juanita, donde más conectaba con su mente y sus recuerdos. 

 

El centro de la película tiene que ver con el Alzheimer que padece Juanita, pero según veía los testimonios de Jorge pensaba que él padecía de lo contrario, del exceso de memoria. 

Jorge es la contraparte de Juanita; contiene recuerdos que cuando se los cuenta a ella detona su memoria, y en efecto, él tiene un exceso de memoria. Tiene una personalidad estructurada. le gusta mantener un orden, cumplir con compromisos que se había hecho a lo largo de su vida. A medida que la enfermedad de Juanita avanza, Jorge se va obsesionando con la idea de no perder lo que queda en ella y eso le hace indagar en su propia memoria, tratar constantemente de recordar. 

Juanita y Jorge pasaron muchos años juntos, se conocieron en la adolescencia, la historia de uno no puede contarse sin el otro. Creo que la obsesión de Jorge no era solamente que Juanita estaba perdiendo la memoria, sino que él también estaba perdiendo una parte de sí mismo al dejarla ir. 

 

No son horas de olvidar, Dir. David Castañón

 

En muchos documentales es valioso el material de archivo, pero suele ser labor un documentalista que consigue materiales y los trabaja como historiador. Tú tienes acceso al archivo familiar y los tratas de otra forma

Es un acervo familiar que contenía viajes, reuniones, mucha convivencia cotidiana. Cuando los revisé mi pregunta era cómo utilizarlos, porque uno ocupa los materiales de archivo de forma ilustrativa y como evidencia, el material de archivo constata que las cosas en efecto pasaron de cierta manera. 

A mí me interesaba trabajarlos como imágenes mentales, recuerdos, que no tienen la intención de contar una historia ni de ser evidencia de un pasado, sino que nos dejan ver ese recuerdo tal como viene a la mente. 

Intenté tratar ese material como imagen mental, porque quería que la película funcionara como si fuese una mente trastocada por la enfermedad, que las escenas se insertarán en una especie de aparición espontánea, como sucede con la mente cuando uno tiene detonantes como un olor o una brisa. 

En alguna etapa inicial de la película hicimos una proyección de los primeros cortes. Un editor salió protestando por el tratamiento del material de archivo, decía que no mostraba cómo eran ellos en el pasado, decía: “yo veo material de archivo pero sólo los veo, no los escucho, no sé cómo eran”. Y justamente a mí no me interesaba mostrar cómo eran y ya no son, sino como esas memorias siguen siendo, porque cuando uno las evoca de alguna manera vuelven, se hacen presentes. 

 

No son horas de olvidar, Dir. David Castañón

¿Cómo fue tu intervención como documentalista en la historia? 

Hay una metodología y una apreciación sobre el documental de que no se debe participar, pero en mi posición es que desde que uno sitúa la cámara en un lugar ya hay una intervención, hay una decisión sobre lo que mostramos y lo que ocultamos de ese mundo que percibimos. Esa construcción, en apariencia espontánea, también es una construcción artificiosa. 

Hay otra parte que ya no depende del creador, sino de la persona a la que nos acercamos, porque la cámara, con su presencia, siempre va a modificar su comportamiento. El hecho de saber que uno está siendo observado por una máquina modifica a las personas y se convierten en personajes, porque ellos deciden qué mostrar de su personalidad. 

Juana no tenía una conciencia de la cámara. De pronto la veía, pero no sabía que las estábamos grabando; ella se desenvolvió sin influencia de la cámara, pero los demás hasta elegían cómo vestir y cómo se iban a presentar. 

Para mí el documental es altamente participativo, uno siempre está interfiriendo, involucrando, maniatando, manipulando y muchas cosas más, es parte de nuestro oficio y de nuestra responsabilidad. Es nuestra responsabilidad digerir, manipular y hacer algo con lo que vemos, para que eso pueda nutrir al documental y para que los espectadores se sientan aludidos. 

 

No son horas de olvidar, Dir. David Castañón

 

Juanita me da la impresión de una tremenda candidez. ¿Investigaste sobre el Alzheimer antes de filmarla o cómo fue la relación del documentalista con Juanita? 

Empecé investigando distintos en textos de divulgación científica para gente que no es expertas en el tema como yo, algunos ensayos de personas que empezaban a perder la memoria. Por ahí empezó la primera investigación; después fue presencial, empecé a visitar los asilos, las casas de cuidado, leía los expedientes para que conociera lo que había detrás de esas personas que ya no podían contar su historia por sí mismas, pero que sí portan una identidad que estaba asentada en un texto. 

También empecé a investigar una técnica que se llamaba la ergoterapia, acondicionar el entorno del enfermo para que se sienta nuevamente útil, una reconstrucción de su actividad principal mientras estaban sanos. Así se sentían útiles y eso mejoraba su estado de ánimo. 

La forma de acercarme a Juanita fue poco a poco, primero solo, obviamente ella no se acordaba de mí, pero con la constancia supo que yo era alguien que conocía y que era de confianza. Después empezamos a grabar con la cámara; entonces empezó a ser más consciente, era cuando se molestaba y era explicarle lo que estábamos haciendo. 

También hubo un momento en el que perdió interés, de un momento a otro nos ignoró totalmente. Fue un proceso de saber cómo acercarme a un paciente e irle presentando ese elemento tan invasivo que puede ser la cámara.

 

Así como Jorge tenía su su archivo de videos VHS, que eran una forma de ir creando la constancia de su pareja y su familia, No son horas de olvidar semeja otro VHS que se agrega al acervo familiar. ¿Qué le ha parecido a la familia de Jorge y Juanita esta idea? 

La familia de Juanita y Jorge ya vieron el documental, tanto la que está aquí en México, sus tres hijos, y también la familia que está en Chile. Estuvo en un festival de Viña del Mar y se pudieron desplazar de Santiago para asistir a la función. 

Se les hace bastante fuerte, coinciden en que la relación de Juanita y Jorge está bien retratada: una pareja amorosa de bastantes años, pero al mismo tiempo una relación compleja, conflictiva, sobre todo a partir de la enfermedad, coinciden también en que es muy emotiva. 

Yo sentía que al hacer la película estaba haciendo un documento de memoria de esta pareja. Para mí la película es el documento de memoria de Juanita, de su mente, la premisa de la cinta era rescatar lo que queda de su memoria. Entonces me encanta esa visión, sí es un VHS más, está ahí para exteriorizar y materializar lo que queda de los residuos de esa vida y esa memoria. 

No son horas de olvidar (México, 2020). Dirección: David Castañón Medina. Guion: David Castañón Medina. Productor ejecutivo: María del Carmen de Lara Rangel. Fotografía: Jessica Villamil. Sonido directo: Jesús Arredondo Cote. Diseño de sonido: Carlos Eligio Sanjuan. Música: Santiago Jara. Edición: David Castañón Medina. Dirección de arte: Gabriela Ivette Sandoval Torres. Postproductor: Raúl Zendejas. Colorista: Argenis Salinas. Fotos fijas: Daniel Campos. Reparto: Juana Ramos, Jorge Osorio, Mariela Osorio.