Prólogo y epílogo es un cortometraje de ficción de Dinazar Urbina Mata, cineasta tu’un savi que ha abordado diferentes problemáticas sociales en trabajos anteriores, como la migración en Siempre andamos caminando (2017), o el arraigo a la tierra en Carrizos (2016). Ahora indaga sobre la violencia contra la mujer. Un relato que inicia con un aparente malentendido entre novios crece hacia el acoso y la necesidad de replantear el respeto, la seguridad de una mujer.
Prólogo y epílogo, película apoyada por el ECAMC, forma parte de la sección Cortometraje de Ficción del 22° Festival Internacional de Cine de Morelia. Platicamos con Dinazar Urbina Mata sobre cómo crear esta historia de relaciones perturbadoras y del esfuerzo para escapar de ellas.
¿Cómo surge la idea de Prólogo y epílogo?
Inició cuando leí en redes sociales un post en el que compartían experiencias de noviazgo. Varias chicas comentaban haber mantenido una relación con una pareja muy posesiva, celoso, que no comprenden cuando alguien quiere terminar una relación y a fuerza quieren seguir. Recordé experiencias de amigas y eso hizo click para pensar que yo podría abonar, partiendo de mis propias experiencias. Así se creó esta historia, con un poco de lo que había escuchado y vivido.
Tus películas anteriores: Siempre andamos caminando, va sobre la migración; Carrizos sobre el territorio; ahora le entras a relaciones de pareja, historias que podrían parecer más frívolas, aunque lo escalas al nivel del acoso y la violencia a las mujeres. Sería una evolución con respecto a tus trabajos anteriores.
En Siempre andamos caminando también hablo sobre mujeres: mis historias y mis protagonistas siempre son mujeres. En esta película hablo de este sistema que te hace recibir violencia por ser mujer y ser indígena, porque en los pueblos originarios se vive este tipo de violencia, que el sistema hace que una deba callar. Yo quería reflejar en esta historia que de esto no se puede hablar, “si te golpea tu pareja es tu problema porque tú lo elegiste” Y no porque seas de un pueblo te tienes que aguantar.
Cuando se habla de violencia de pareja, por lo común imaginamos hombres monstruosos, como sombras que se ciernen sobre la víctima. Tú muestras un hombre que podría ser encantador. Muestras que el acoso y la violencia puede ocurrir con una pareja que podría parecer normal. Y que no es cierto, inculos el encanto puede ser la punta de la agresión.
Uno de los errores que cometemos, y que sigue fomentando que la violencia persista, es pensar en el violentador como un enfermo. Pero un violentador es alguien completamente normal que encuentras en la calle, por eso muchas veces no les creen a las mujeres. Se les ve como buenas personas, que las tratan bien, pero una cosa es la cara que dan ante el mundo y otra quién es realmente. Los violentadores no son esos monstruos de caricatura, son hombres comunes y corrientes que se creen con el poder de estar sobre alguien más, Por eso me interesaba que el personaje de Marcos lo interpretara alguien que te cayera muy bien, que fuera la pareja perfecta. Es médico, qué bueno que mi hija sale con un médico, no sabes que siempre puede haber algo más.
Tu actor Jorge Coga es mucho más blanco que el personaje de Alejandra que hace Juliana IBañez, no sé si por ahí habría un juego que estabas marcando.
Decidí que el actor tuviera esas características porque en ocasiones, en nuestros pueblos se cree que lo de afuera es mejor. La posición económica o el color de piel, o esa frase que me cae muy mal de mejorar la raza. Hay casos donde son buenas personas, pero otros donde utilizan eso para abusar.
También, no quería perpetuar el estereotipo de que las personas morenas somos las violentas. Yo tenía esa responsabilidad de decir: quien está ejerciendo la violencia es el estereotipo perfecto para ser el esposo ideal.
¿Cómo trabajaste con Jorge y Juliana?
Son actores no profesionales. Yo buscaba esas características, que no tuvieran pena, que quisieran actuar, en especial Juliana, para mí era muy expresiva con su mirada. Trabajamos con ejercicios de actuación, la técnica de Meisner, para actores no profesionales. Maneja un sistema de repetición, que a partir de las emociones puedas percibir al otro, así fuimos trabajando que hubiera mucha relación entre ellos.
Tu locación es Tututepec, tu comunidad en la costa de Oaxaca. ¿Cómo participó la gente de ahí con el rodaje?
Tututepec es la cabecera municipal y ahí nací, pero yo vivo en un pueblo que está a diez minutos, Santa Rosa de Lima.
Traté que la gente estuviera lo más involucrada en la historia. Han querido participar de muchas maneras, a veces no frente a cámara, pero las señoras cocinaron o me ayudaban a conseguir la ropa de de los bailarines. Hubo mucho apoyo del pueblo. Aunque no salgan todos en la película, estuvieron presentes y aportaron bastante.
Eres una chica muy joven y sin embargo ya tienes tres cortometrajes, eres la cineasta de tu región, en Oaxaca, ¿cómo te mira tu comunidad ejerciendo tu oficio?
Es un poco raro, porque yo soy la única persona que se dedica a esto, a veces les cuesta trabajo creerlo. Pero también hay momentos en que me preguntan y lo ven con mucha emoción. Me ha tocado impartir talleres a niños y es la parte más gratificante, tener contacto con ellos y que les entusiasme el cine. No todos se van a dedicar a hacer cine, pero en los talleres encuentran cosas que les pueden ayudar a abrir su panorama y buscar otras opciones.
¿Cómo fue que te interesó hacer cine?
Desde chiquita, mi mamá, mi tío y mi abuelita me contaron las historias de nuestro pueblo y o de cómo eras sus infancias. A mí me maravillaba eso. Yo quería que el mundo supiera cómo es mi pueblo y contar estas historias. Por ejemplo, Carrizos parte de una anécdota de mi mamá, quien de niña creía que podía hacer lluvia tocando las nubes. Eso me fascinaba. Entonces estudié comunicación, que es un poco de todo y nada a la vez, y dentro de eso llevé un poquito de cine. Ahí encontré que se podían mezclar todos los elementos que me permitían contar una historia, porque puedes hacerlo en radio o la escritura, pero me hacía falta algo más. Entonces creo que el cine engloba todo.
¿Qué te parece la idea de mostrar Prólogo y epílogo en Morelia, acompañada de otras producciones que recibieron el apoyo del ECAMC?
Es Increíble, antes eran muy contadas nuestras películas y ahora, este estímulo ha ayudado a que se puedan terminar. Por ejemplo, Luna Marán en algún momento fue mi maestra, ahora me emociona saber que tenemos películas que se estrenan al mismo tiempo.
En algún momento se pensaba que las películas hechas por los pueblos originarios era algo exótico. Ahora, cada vez lo vamos reconociendo como un cine que hace falta entre todas las historias que se cuentan. Ya no son rarezas, muestran su calidad en sí misma.
Yo he hecho documental, pero ahora voy con ficción. También en los pueblos originarios hacemos ficción. Por fortuna no somos las únicas. Está Ángeles Cruz, Yolanda Cruz, que muestran que también podemos hacer ficción. Documentar nos apasiona, pero nos da diferentes herramientas. Entonces es increíble que ahora podemos tener un financiamientos para crear más cosas, no quedarnos en esa limitante.
Prólogo y epílogo (México, 2023). Dirección, guion y producción: Dinazar Urbina Mata. Compañía productora: Puchunka Cine. Cinefotografía: Sandra Luz López Barroso. Edición: Dinazar Urbina Mata. Música: Gabriela Alatorre. Sonido directo: Emmanuel Antonio López. Diseñador de sonido: Daniela López Guerrero. Dirección de arte: Tania Elisa Suárez. Diseño de vestuario: Leilani Noguez. Postproducción: Víctor Gómez. Locación: Villa de Tututepec, Oaxaca. Reparto: Jorge Coga, Juliana Ibañez, Inés López, Dafne Mayoral.