El paraíso de la serpiente es una fábula que propone un acercamiento a la espiritualidad de una comunidad perdida en el desierto. La llegada de un profeta milagroso conmueve la autoridad de la Iglesia Católica que rige en el lugar. Lo que sigue es averiguar si la fe de un pueblo puede basarse en la gracia de este hombre solitario, o si requiere de los preceptos religiosos que se imponen en la región.
Ejecutada desde el género western y con no pocos componentes surrealistas, El paraíso de la serpiente tendrá su estreno el mes de noviembre, en salas del país.
Yo quería hacer una película sobre el tema de la fe. Me preguntaba si la fe necesitaba una religión, porque entiendo que mucha de nuestra fe se deposita en la religión, o si puede tener otro conducto. Entonces me planté esta idea de qué pasaría si llega un profeta y nos hablará de una nueva fe que vive en nosotros, que no depende de un dios externo o una ideología. Así comencé a imaginar la historia.
Intente plantear esto dentro en una atmósfera surrealista, porque este desierto donde se desarrolla la historia no lo podemos identificar, tampoco su temporalidad. Pensaba en películas de Buñuel como Nazarín o Simón del desierto. Por ejemplo, Simón del desierto se vuelve una especie de místico y profetiza sobre una columna, esa idea me encantaba para el Profeta, un personaje que apareciese misteriosamente y transforma a la comunidad. Entonces tienes a Sky, este joven que comienza a convertirse en su aprendiz, y en contra al Monaguillo, aprendiz del sacerdote. Las dos fuerzas se van a oponer por mantener el poder sobre la comunidad. Es una trama sencilla, que habla de este debate. Tiene partes simbólicas que fui tomando del desierto, como cuando Jesús entra en en burro a Jerusalén, o los 40 días que pasó en el desierto.
En la película también está la serpiente, que es la sabiduría y por ahí sugiero que el Profeta es la serpiente. Los proverbios del Profeta están basados en el Tao Te King de Lao Tse, un libro con aforismos muy interesantes sobre la espiritualidad.
Este lugar que encontré, en el límite entre San Luis Potosí y Zacatecas, era un mundo vaquero. Siempre había querido filmar un western y pensé que este tema se podría adaptar. Estuve trabajando mucho con el fotógrafo Damián Aguilar para darle esta atmósfera, además del western clásico, películas de John Ford y varios westerns mexicanos, para encontrar la estética. Y pues la labor fue encontrar las locaciones adecuadas, viajamos mucho por esa zona entre San Luis y Zacatecas, encontramos esta población, Las Margaritas, y también fue generar personajes tipo western.
Además, fue curioso que escribí sobre una pandemia que llegaba a aniquilar al pueblo. Fue curioso que nos anticipamos un año antes a la pandemia.
Hace años yo estaba haciendo un comercial y estaba viendo las carpetas de los extras, entre ellos apareció Ángel y me pareció fabuloso. Cuando empecé a pensar en quién podría actuar al profeta lo recordé, y tuve que hacer una investigación detectivesca para dar con él. Lo cité en Coyoacán, nos echamos un cafecito y la propuse la historia. Él antes había hecho un corto, pero no tenía mucha experiencia como actor.
Le propuse el personaje. Le pedí, como también lo hice con los actores naturales de la región, que me contara si había vivido un milagro. “Es un milagro que yo esté vivo”, me dijo, y me explicó que había tenido cáncer en todo el cuerpo, le quitaron los músculos de la cara y por eso tenía ese rostro. “Yo soy un un milagro andante, un milagro vivo. Y algo pasó con mi fe que me sacó adelante”. Entonces me quedó clarísimo que él era el profeta y empecé a trabajar con él. Le di textos de profetas, mucho William Blake. Ángel es frágil físicamente, pero puso toda su fe, toda su energía y su corazón en el personaje, y logra darle una personalidad muy particular al profeta.
Con los demás personajes hice casting en la en la región, en un lugar que se llama Estación 14. A todos les preguntaba si habían visto un milagro, si creían en los milagros y de ahí comenzábamos.
Desde el principio estuvo planteado así, llegar al paraíso a color. Hacer un debate entre la luz y la obscuridad, esta lucha de espíritus, en blanco y el negro. Al final viene el cambio y con él la transformación al color. Además, se da en una secuencia que me encanta, cuando Sky camina y empieza la tormenta eléctrica. Cuando encontré esa escena supe que era el momento de la transición. Me entusiasma esa parte.
Esta película tiene un estilo clásico y no va a cambiar de aquí a 20 años, no le afecta esta temporalidad.
Tampoco es una película de grandes públicos, me queda claro, pero me parece una película que puedes disfrutar si te gusta el cine comercial porque tiene trama, situaciones, atmósferas interesantes, una fotografía espectacular; varios elementos que la hacen digerible.
El paraíso de la serpiente te deja una impresión desde sus simbolismos, uno la va recordando poco a poco, es un proceso de digestión lenta. Recuerdo que cuando la presenté en Morelia, ya terminada la función, un grupo de personas me dijo: “Está llena de simbolismo y aunque no logramos unir todos, nos deja una sensación de profundidad”. Por eso pensé que esta película puede funcionar en varios públicos, no la vería solamente como una peli de arte. Vamos a ver cómo funciona.
El paraíso de la serpiente (México, 2019). Dirección: Carlos Bernardo Arellano de la Cruz. Guion: Carlos Bernardo Arellano de la Cruz. Producción: Carlos Bernardo Arellano de la Cruz, Inti Cordera, Manuela Irene Espitia. Compañía productora: Biznaga Films, La Maroma, Cinematográfica La Provincia. Fotografía: Damián Aguilar. Edición: Bernardo Arellano y Manuela Irene Espitia. Sonido directo: Paola Córdova. Diseño sonoro: Víctor Navarro. Música: Darío Arellano. Reparto: Ángel Garnica, Sky Sangermani, Jesús Ipal Galván, Eduardo Villela. Locaciones: municipios de Charcas, Cedral y Tamuín, San Luis Potosí.