'Nunca seremos parte' de Amelia Eloisa: a la búsqueda de la identidad en Guadalajara

Emi llega a Guadalajara a buscar a su padre. Contra el pueblo de fantasmas al que llega Juan Aparicio, el de Rulfo, Emi encuentra una ciudad que bulle vida: su abuela luce tan majestuosa como la Norman Desmond de Sunset Boulevard; la novia de su padre, Bea, es una mujer dicharachera y entrona que la apoya, y Bea tiene una hija, Gala, que le enseña a Emi la novedad del mundo. 

 

Cierto, hay algo que le incomoda a Emi: su madre vive una relación lésbica y Emi no sabe si le molesta porque acaso la haga cuestionar su propia identidad.

Nunca seremos parte de Amelia Eloisa propone una red de afectos y relaciones que articulan la identidad sexual de la protagonista. La ópera prima de Amelia Eloisa también propone una mirada fresca de la ciudad de Guadalajara: un espacio donde podría ser posible explorar una nueva identidad.

 

Nunca seremos parte se presenta en la Competencia Oficial del 73° Festival Internacional de Cine en Guadalajara, en la sección Premio Maguey. Platicamos con Amelia Eloisa sobre su película. 

 

Las óperas primas suelen ser un apunte autobiográfico o una declaración de principios. ¿En dónde se sitúa Nunca seremos parte

Nunca seremos parte es una conjunción de elementos autobiográficos y también un statement acerca del cine que me interesa hacer; estoy muy interesada en hablar de lo femenino y la diversidad. En ese sentido, la película amalgama ambos mundos.

El guión me llevó bastante tiempo, porque aunque tenía claras las temáticas que quería abordar, de repente pasó que quería hablar de mil cosas. Creo que eso la pasa con frecuencia a las óperas primas. Finalmente me di cuenta de que sólo iba a hacer una película y que no podía hablar de todo. 

Por eso en los créditos de la película también incluyo a mi terapeuta: fue todo un proceso encontrar el tema que quería abordar y cómo lo quería contar; se trató de un trabajo muy extenso, hasta que por fin pude encontrarme con una verdad muy honesta.

 

El cine de las diversidades ha cambiado sus narrativas ¿Cómo pensaste en abordar el tema de la identidad sexual en tu película?

Están cambiando las narrativas de la diversidad, ya no sólo se trata de salir del clóset o hablar del SIDA. Ya comienza a surgir una narrativa sobre la vida trans y empiezan a aparecer tendencias de la diversidad que marcan una pauta muy directa.

Mientras iba armando la historia me di cuenta que era muy complejo pasar a la pantalla cómo nos percibimos como individuas y cómo nos percibimos en nuestras familias y nuestra sociedad. Así que más que insinuar una respuesta o soluciones, intenté plantear preguntas sobre las diversidades.

Creo que se va a ir normalizando el tema y la heteronorma va a ir desapareciendo, todos nos vamos a encontrar en un espectro más fluido de nuestra sexualidad y nuestra identificación.

No es que promueva que todo el mundo sea lencha o gay, más bien creo que hay que atrevernos a experimentar, no quedarnos con lo que establece la sociedad; hay que atrevernos, esa es mi intención con la película.

 

Parte del encanto de Nunca seremos parte tiene que ver con el casting. ¿Cómo trabajaste con tus protagonistas, Adriana Palafox y Magnolia Corona?

Para el casting de Emi, que interpretó Adriana Palafox describí su personalidad y pedí que quien se identificara con sus características me mandara fotografías. Cuando llegó Adriana quedé impresionada, había un brillo en ella que me hizo pensar que era la indicada, tenía una materia prima hermosa para trabajar. 

En el caso de Gala, la descripción decía: “si tienes una belleza agresiva o fuera de lo común, te estoy buscando”. Me llegaron fotos de chicas muy guapas, pero que estaban posando como si fuera un catálogo de Victoria Secret. Me sentí un poco frustrada, por la idea trastornada que tenemos de la belleza; creemos que es estar desnuda, el escote, tener ciertas tallas o ciertos tonos de piel.

Hice un dibujo de la mujer que buscaba y lo subí a redes sociales, puse: “si alguien conoce a esta mujer, manden mensaje”. A los cinco minutos recibí el perfil y las fotos de Magnolia Corona, quedé impactada porque era igual a mi dibujo. La trajimos desde Culiacán a Guadalajara, le expliqué en qué iba a consistir su personaje y empecé a trabajar con ella.

Adriana y Magnolia venían de lugares diferentes, la primera es actriz formada aunque éste sea su primer trabajo profesional, la segunda es actriz natural, pero desde el inicio tuvieron una linda química en cámara.

Eleonora, el personaje de Verónica Langer, me hizo recordar el universo cinematográfico de Jaime Humberto Hermosillo, sobre la ciudad de Guadalajara que filmó en Doña Herlinda y su hijo.

Guadalajara sufre de una doble moral cañonsísima, es la ciudad más jotera de México pero sigue persistiendo un conservadurismo de closet muy fuerte. Abordar el tema es delicado, a pesar de que mi película no intenta ser un estandarte de la comunidad LGBT+.

En el mes del orgullo todo mundo saca su bandera, pero luego no quieren que nos agarremos de la mano en la iglesia o en los restaurantes. Así que este discurso lo tenemos que afrontar y abordar, porque todavía prevalece una ideología religiosa.

A Verónica Langer siempre la tuve en mente para Eleonora, que está muy basado en la relación que tuve con mi abuela. No la conocía en persona, le escribí una carta contándole sobre mi abuela y sobre de qué trataba la película que tenía en mente.

Creo que mi historia le conmovió y aceptó el proyecto. Fue increíble ver cómo Verónica se transformó en mi abuela, hasta mi mamá lloró al ver la película, porque realmente le recordó a su madre. Creo que para lograr ese trabajo influyó mucho que me abrí como realizadora y que trabajamos en cada sutileza.

 

Nunca seremos parte, Dir. Amelia Eloisa

 

¿Cómo fue filmar en Guadalajara?

Es un acto revolucionario, tuve que armar un equipo muy íntimo, que tuviera ganas de hacer las cosas y tomar las calles. Me hubiera gustado filmar más afuera, pero hay muchas cosas que se complican al filmar en exteriores, porque no se tiene control de la luz.

Creo que se necesitan más películas que ocurran en Guadalajara, y que estén hechas por personas que viven aquí, documentar la vida de esta ciudad a través de sus ojos.

En la película sitios a los que voy con frecuencia. Por ejemplo, el piano bar que sale, es una de mis locaciones predilectas. El dueño del lugar nos prestó el espacio para filmar y luego resultó que eran aviadores del lugar. Quisieron cerrar la producción el día que grabamos, y las productoras y el crew hicimos cadena humana para grabar hasta el último segundo de la secuencia.

Hay que afrontar un montón de retos y detalles que luego se pueden perder en lo difícil que es hacer una producción, pero quiero seguir filmando en Guadalajara; de hecho, todos los proyectos que me imagino siempre se desarrollan aquí, porque es una ciudad que conozco perfectamente.

Nunca seremos parte (México, 2022). Dirección: Amelia Eloisa. Guión: Amelia Eloisa. Producción:

Amelia Eloisa. Música: Phi. Sonido: Enrique Fernández. Fotografía: Diego Caballero. Edición: Carlos Espinoza. Dirección de arte: Enoé Bejar. Reparto: Adriana Palafox, Magnolia Corona, Verónica Langer, Andrea Portal, Cynthia Bordes, Karina Hurtado, Xésar Tena.