‘Goya’ de Pablo Orta: dos hermanos al rescate de la perra

Una perra vive amarrada en el sombrío patio del edificio. Dos hermanos de los pisos superiores la alimentan con trozo de carne y cereales. La perra enferma. Los hermanos viven en un limbo de cervezas y videojuegos mientras sobreviven el duelo de su madre. Hay que rescatar a la perra. Hay que rescatar a los hermanos. 

 

Así inicia Goya, ópera prima de Pablo Orta, propuesta fresca, desparpajada, un coming age espléndidamente fotografiado y con actuaciones memorables, que da un nuevo rostro a la ciudad de Guadalajara. 

 

Goya forma parte de la Competencia Oficial del 37° Festival Internacional de Cine en Guadalajara, en la sección Premio Mezcal.

 

Platicamos con Pablo Orta sobre su película. 

 

¿Cómo surgió esta historia de dos hermanos y su relación con la perra Goya?

El guión sufrió muchas transformaciones, pero siempre tuve presente que iba a girar alrededor de dos hermanos y un perro. La primera versión la escribí en 2014, desde entonces empecé a explorar mis ideas y a perfeccionar mi oficio.

La idea central surgió después de haber sufrido una pérdida personal, y luego de que una amiga, que terminó siendo la diseñadora de producción, se enteró que su vecino se había ido de su casa y había abandonado a su perro. Con estos dos acontecimientos surgió la premisa y empecé a entretejer las dos historias.

 

¿Cómo fuiste creando los referentes para tu propuesta visual?

Para lograr la puesta en escena fue muy importante mi director de fotografía, Jhasua Camarena, con quien siempre tuve una buena vibra.

Desde el inicio Jhasua y yo intentamos que los espacios y las acciones nos ayudarán a contar la historia. En ese sentido, cuando encontramos los espacios precisos, empezamos a ver cómo se relacionaban estos lugares con los personajes, para saber cómo los hacía sentir y después saber en qué partes poner la cámara y exacerbar los momentos más importantes de la película.

La idea siempre fue cortar con el flujo dinámico en el que se desarrolla la historia, en el que están los dos hermanos, jugando con el perro, y aparentemente todo va muy bien, para de repente regresar al inicio de la historia, en el que todo se desarrolla en un espacio grande, alto, frío y opresor, que no genera cercanía.

 

La película muestra la ciudad de Guadalajara desde otra perspectiva, muestra un edificio en ruinas, una bodega, un parque, un panteón ¿Cómo elegiste estas locaciones en las que se desarrolla la historia?

Estuve mucho tiempo manejando por todas las calles del oeste de la ciudad para encontrar un edificio que fuera acorde con el tipo de película que queríamos realizar. Después de mucha búsqueda, encontramos este edificio extraño que está ubicado en Analco, un vecindario emblemático en Guadalajara porque justo allí fue donde sucedieron las explosiones del 22 de abril; también tiene una de las iglesias más antiguas de la ciudad.

Una vez que encontramos el edificio, empezamos a identificar los espacios a los que la gente de la zona suele ir, como el parque, el mercado o la escuela, intentamos que todas las locaciones estuvieran cerca del edificio para generar familiaridad con el vecindario.

La película se aleja del Guadalajara de los mariachis, el tequila o la Minerva, simplemente intenté capturar la ciudad tal y como la vemos nosotros en nuestra vida cotidiana, e intenté ser congruente con la vida de los personajes.

 

 

Lograste una química interesante entre Eutimio Fuentes, Mateo Valles y Ruth Ramos, quienes interpretan a los tres personajes principales. ¿Cómo trabajaste con ellos?

A Ruth la conozco desde hace tiempo, fue la primera del casting con la que platiqué del proyecto.

Después hicimos un casting y ahí encontré a Eutimio Fuentes, que desde el inicio se me hizo un actor muy talentoso. A pesar de ello, lo hice sufrir un poco, porque necesitaba tener la certeza de que él era el indicado.

Con Mateo Valles supe que era el indicado desde el primer casting: no sólo sabía seguir las instrucciones, también entraba genuinamente en el juego de imaginar, que era clave para la película.

Una vez que los seleccioné empezamos a relacionarnos, a tener talleres; a vernos todas las semanas y jugar videojuegos.

En 2020, cuando vino la pandemia, por fortuna no se perdió esa conexión entre Eutimio y Mateo: todo el tiempo siguieron en contacto y eso hizo que al retomar el rodaje ambos actores ya tuvieran dos años de conocerse y eran prácticamente hermanos.

 

¿Cuándo empezaron el rodaje de la película y cómo les afectó la pandemia?

Obtuvimos el Foprocine en 2018, pero ese año estuvo lleno de cambios de administración, así que estuvimos listos para grabar hasta abril de 2020. En ese momento empezó la pandemia y terminamos grabando hasta septiembre de 2021.

Por la pandemia tuve que cambiar algunas cosas del guión, algunas escenas se desarrollaban en una escuela, con niños en la explanada haciendo honores a la bandera, pero las escuelas estaban cerradas. 

Pero por otro lado, la pandemia me permitió trabajar más en la dirección y pensar muy bien las escenas, para sacarle el mayor provecho posible al presupuesto que teníamos, porque aunque el rodaje se detuvo, la inflación seguía en aumento, así que teníamos que ser muy eficientes a la hora de manejar el presupuesto.

 

En los últimos años han aparecido algunos cineastas interesantes originarios de Guadalajara, como Samuel Kishi o Amelia Eloisa. ¿Cómo ves la escena en Guadalajara?

Guadalajara está llena de gente talentosa y comprometida, con buenas historias, que quieren hacer grandes proyectos. Sin embargo, todavía no tenemos una institucionalización del cine, a pesar de los esfuerzos que ha realizado la Comisión Jalisciense de Cinematografía.

Lo que ya no podemos hacer es quitar el dedo del renglón, o emigrar a la Ciudad de México por falta de apoyo. Creo que el programa de óperas primas de la Universidad de Guadalajara es una gran herramienta para empezar a filmar en la ciudad. 

Goya (México, 2022). Dirección: Pablo Orta. Guión: Pablo Orta. Producción: Laura Ramírez Ruíz, Angélica Sotelo Álvarez. Música: Roberto Pérez Centeno. Sonido: Guillermo Guzmán Aceves. Fotografía: Jhasua Camarena Romero. Edición: Carlos Espinoza Benítez, Luis Arturo Cárdenas. Dirección de arte: Paloma Camarena Romero. Reparto: Eutimio Fuentes, Mateo Valles Valdez, Ruth Ramos.