‘¡Ánimo juventud!’ de Carlos Armella: historias de cuatro adolescencias

Uno pinta un grafiti de amor que la amada nunca verá, el otro es un terco de lengua indócil que maneja un taxi y quiere reconquistar a su novia embarazada, hay una más que es el terror de la escuela pero en el fondo tiene buenos sentimientos, hay incluso quien inventa un lenguaje personal y se niega a expresarse de otra forma.

Cuatro adolescentes que viven en la Ciudad de México y enfrentan los tremendos dilemas de su edad: comportarse como la sociedad se los pide, o ser quienes ellos desean ser.

Todo ocurre con humor y también con tragedia. ¡Ánimo juventud! renueva el tópico del age coming sin mucha misericordia por sus personajes, pero también con profunda empatía. 

 

¡Ánimo juventud! estrena el 23 de septiembre en salas comerciales del país.

 

¿Cómo decides hacer una película sobre adolescentes?

La génesis de ¡Ánimo juventud! está en un grafiti, un día circulaba por la Ciudad de México y vi un grafiti de lo más común y corriente, era una declaración de amor. Me llevó a pensar quién la habría escrito, a quién iba dirigida y a quién pertenecía la pared. Me disparó la idea de un personaje y de cierta forma ya estaba el tono, que hablaba de amor, irreverencia y absurdo. 

De cierta forma conecté con mi propia adolescencia. Conforme se desarrolló esa historia, la de Martín, apareció otro personaje, Dulce, todo lo contrario a un dulce: agresiva, hostil, una bully pero conectas con ella.

Siguieron los otros personajes, los une esta pasión de juventud, tener las emociones a flor de piel, pero al mismo tiempo esta confrontación con un mundo que los obliga a madurar y comportarse de una manera que consideramos normal. 

El guión se escribió muy rápido, el primer tratamiento estuvo listo en tres semanas y de repente el proyecto fue seleccionado en Torino Film Lab. Son indicios de que es lo que tienes que hacer. Yo preparaba otro proyecto pero las cosas fluyen de manera orgánica y la vida te está diciendo, ‘esto es lo que tienes que hacer’. Es cuando te preguntas si tú escogiste el proyecto o el proyecto te escogió a ti.

 

Los diálogos son como muy naturales, ¿hubo improvisación con tus actores?

Hicimos un taller de actuación de dos meses, planteamos situaciones que pudieran improvisar, nunca ensayamos escenas de la película porque quería que en el set mantuvieran la frescura. Ese período además me sirvió para escucharlos, ir ajustando diálogos y ahí entró mi experiencia como documentalista, de estar abierto a lo que pueda suceder, a lo que puedan sugerirte.

Esto sucedió el primer día de rodaje: hacíamos la escena con Dulce y sus amigas en el patio de la escuela. En un momento me doy la espalda y una de las chicas hizo un comentario que no era del guión. Un comentario bastante vulgar. Volteo y le pregunto qué dijo. Ella se asustó, no era su intención que la escuchara, al final lo confesó y le dije que eso es lo que quería. Ahí ajustamos el diálogo. Por un lado se dieron cuenta que había esta posibilidad de aportar e improvisar, traer cosas a la escena y sumarle al personaje.

Los personajes en parte fueron inspirados por ellos mismos, hubiera sido una tontería ajustarlos a algo que no les sale orgánicamente.

 

 

¿Cómo diste con tu casting ? 

Buscaba rostros memorables, que representaran el mestizaje que somos los mexicanos, no decir, ‘ay, puros aspiracionales’, o puro moreno de barrio. La película no busca romper esos paradigmas, simplemente los ignora. Y de cierta manera el elenco representa este mestizaje con rostros memorables.

Había tomado esta decisión muy a conciencia de que tenía que ser un casting sólido y balanceado, que desde sus individualidades cada uno aportara su propia energía, y que al final crearan una película balanceada. Hay cuatro historias, hay quien conecta más con Martín, otros con Dulce y otros con Daniel o Pedro y me parece perfecto, es parte del abanico que ofrece la película.

Se agradece que tono de los personajes no sea burdo o sociológico, como en otras películas de adolescentes, hay una búsqueda tragicómica muy específica que creo que se logra…

El tono refleja esta tragedia/comedia que me atrae, el lado oscuro de la comedia, que en México no trabajamos tanto.

Muchas veces tenía que ser cuidadoso cuando decía que estaba haciendo una comedia de adolescentes, en el imaginario se piensa en el churro romántico y pues no, creo que la comedia puede ser inteligente y crítica, leerse en muchos niveles y ése era mi interés: que algunos la puedan ver como una película divertida, donde pases un buen rato, y que el mismo público pueda tener lecturas más profundas.

También está la cuestión de los juegos de tiempo, la historia no lineal, son retos que tuvimos que trabajar y no provienen sólo de mí, también provienen de los productores, del equipo, del crew, una colaboración para generar múltiples lecturas.

 

¿Por qué el título de ¡Ánimo juventud!?

Cuando la empecé a escribir me di cuenta que los personajes coincidían en ser joven y el título inicial fue “Juventud”, pero entonces Paolo Sorrentino estaba por estrenar una película llamada así, que era sobre unos viejos. Pero había algo con esta palabra. Después apareció ánimo, me parece una palabra con doble connotación: puede ser muy sincera y por otro lado sarcástica, se la podemos decir a alguien que va a una competencia, ¡Ánimo, tú puedes!, pero también a un enfermo terminal, porque no encontramos algo más que decirle, sabemos que no va a cambiar nada, que está derrotado y pues ánimo, qué más te digo…

¡Ánimo, juventud! (México, 2020). Dirección: Carlos Armella. Guión: Carlos Armella. Producción: Aedo, Yadira | Marion d’Ornano | Diego Martínez Ulanosky. Compañía Productora: B Positivo Producciones. Fotografía: Ximena Amann. Edición: Carlos Armella. Sonido: Omar Juárez |  Pedro Tamez. Música: Carlos Mier. Reparto: Daniela Arce, Iñaki Godoy, Mario Palmerín, Rodrigo Cortés. Dirección de Arte: Christian Gallardo | Connie Martínez.