Tras el agobiante laberinto de tiempos, carreteras y escaleras en El incidente (2014), o el homenaje trasnochado a Twilight Zone en Los parecidos (2015), Isaac Ezban se asoma al terror folk y desde la brujería caribeña lanza su apuesta en Mal de ojo.
Mal de ojo es un coming of age que explora un universo femenino asediado por el pasado, la fatalidad y los rituales secretos. Con una Ofelia Medina en macabro estado de gracia y una debutante Paola Miguel, esta historia actualiza el cine de horror mexicano y lo lleva a este territorio en el que la familia, lejos de ser refugio, puede convertirse en una amenaza insondable.
En agosto de 2016 Edgar San Juan me invita a comer. Él venía de haber dado un taller de guión en República Dominicana y ahí conoció a Junior, quien le mostró este guión. Edgar fue la masterminds que unió las piezas: me propuso una película de terror en República Dominicana, una especie de coming of age con terror. Era un guión distinto, solamente existía la historia de unas niñas que llegaban a la casa del campo de su abuela y una de ellas conoce la historia de las trillizas. Me pareció interesante esta mitología de la brujería combinada con criaturas y el Bacá. A mí me gusta el género fantástico y la ciencia ficción para reflexionar sobre algo humano, en este caso el paso a la madurez de una niña, que descubre el sexo, la sangre, la muerte, los secretos de su familia. Me volví coguionista, junto con Junior y Edgar, para darle un toque personal, que en mi obra es, por ejemplo, el paso del tiempo, la decrepitud del cuerpo humano, eso lo agregué, es un gran ejemplo de una historia que ya existía pero yo hice mía .
Es más compleja y humana. Mis referentes fueron, uno muy claro es Guillermo del Toro, cómo usa lo fantástico para hacer una metáfora sobre algo real, como en El laberinto del fauno y El espinazo del diablo, que son coming of age pero tienen fantasía y hay estas criaturas. Son historias de la infancia enfrentándose a la adultez. Otra cosa que saque Del toro es su gran capacidad para construir antagonistas, y se lo dije a Ofelia Medina cuando hablé con ella, quiero que construyamos a uno de los mejores villanos de la historia del cine, aunque suene pretencioso.
Otros referentes vienen de esta nueva corriente del arthouse horror, Hereditary de Ari Aster, The Witch de Robert Eggers e incluso Jordan Peele, son directores de los que tomé algunas referencias musicales o estéticas. Y también cosas como The others, Good Night Mommy, donde todo el tiempo te preguntas si realmente la mamá es mala o los niños están locos, algo con lo que jugamos en Mal de ojo. Hay una lista de unas 40 películas que revisité y que me ayudaban a estudiar la atmósfera para hacer una película de terror.
Es una película con un universo muy femenino. Los personajes masculinos son pocos y están totalmente hechizados por las mujeres, que dominan la historia. Eso para mí, como director, fue muy interesante.
Me gusta decir que tuve sangre fresca y sangre consolidada. Ofelia Medina es un monstruo de actriz, cuando se convierte en Josefa su presencia impregna la escena. Y Paola Miguel es un talento bruto, creo que será una de las actrices más importantes en el futuro del cine mexicano, quedé impresionado con su talento, su inteligencia, su instinto y su disciplina. Éste es su primer protagónico y lo dio todo de sí misma para crear ese gran papel.
La verdad es que para Josefa, Ofelia siempre fue nuestra primera opción, estamos muy contentos de que aceptó. Y en el caso de Paola tuvimos un casting que hizo Rocio Belmont, vimos a varias niñas pero desde que conocimos a Paola supimos que tenía algo, y así también llegamos a Samantha Castillo, Ivanna Sofía Ferro y Paloma Alvamar, que interpreta a Abigail. Son actrices y actores frescos, que se subieron al barco y lo hicieron increíble-
Trabajar con Ofelia y las niñas fue una experiencia enriquecedora, cuando tienes a grandes actrices a cuadro es muy interesante cómo se alimentan una a la otra. No le llamaría competencia, pero si era que alguien pone el juego aquí y la otra lo sitúa en otro lado. Ofelia y Paola tuvieron una química magistral y me encantaría volver a trabajar con cualquiera de las dos.
En diseño de producción tuve la suerte de trabajar con Adelle Achar, con quien ya había hecho El incidente. Es perfeccionista se clavó mucho en cómo iba a ser esta casa de campo. Encontramos una casa muy antigua en Calzada de La Viga, nos contaron que podía estar embrujada, que han pasado cosas raras ahí, incluso Edgar hizo una limpia para que todo estuviera bien. Adelle hizo de esta casa su hogar, pensó en cada cubierto, cada piso, las sábanas, el desgaste, hizo un shooting especial para el álbum. Adelle fue un elemento clave.
Y luego, claro, Roberto Ortiz para el maquillaje y los efectos especiales de las criaturas. Yo no quería que los bacás fueran digitales, desde 2020 tuvimos un concept artist que dibujó las criaturas. Fue muy padre trabajar con Roberto. Por ahí hay unos videos de su taller donde construyó los bacás, que funcionaban con mangueras. Creo que eso es hacer cine: lo digital siempre se nota falso y esto es orgánico. Sí hubieron algunos elementos digitales con el humo y algunas otras cositas. No estoy en contra de meter eso, a veces la combinación de los dos puede ser la mejor idea.
El cine de terror tiene mucha oportunidad de verse en México, los mexicanos somos gente que nos encanta lo místico, lo mitológico, lo oscuro, lo macabro; hay toda esta cultura y esta oda a la muerte, la brujería, las leyendas.
Mal de ojo originalmente iba a suceder en República Dominicana, de donde es Junior Rosario. En algún punto pensábamos filmar allá y hubiera sido otra historia. De hecho en en 2020 estábamos evaluando una coproducción, que por la pandemia se detuvo y fue cuando decidimos voltear a México. Encontramos que en México había una mitología muy vasta de brujería y decidimos que la historia se desarrollara aquí.
El cine de terror es el que más vende en México, junto con la comedia, pero por alguna razón no se hace en el cine nacional; yo tengo mucha fe en que Mal de ojo abra una brecha para hacer más cine de terror. Creo que es un cine que conecta muy bien con la audiencia.
A los que hacemos terror nos ven como los raritos, pero si ves los resultados de taquilla, es un género muy bien recibido por el público. Esta película también puede viajar al extranjero. nos han seleccionado el Sitges Fillm Festival, en otros territorios también están interesados en comprarla. Me parece increíble que se vea un poco el terror folk de México. Hay una riqueza muy grande en nuestro folclore que no estamos explotando en el cine, al menos no actualmente.
Y el tema de los festivales es complejo, es algo a lo que me he enfrentado en toda mi carrera, como que a los que hacemos género nos quieren limitar a los festivales de género, y pues sí, las películas de género claro que deben ir ahí, porque es donde lo ven las audiencias interesadas, pero también deberían tener presencia en festivales grandes. Ahí la industria muestra un sesgo muy grande hacia el terror, que ojalá pueda cambiar pronto.
Mal de ojo (México, 2022). Dirección: Isaac Ezban. Guion: Isaac Ezban y Junior Rosario. Productores: Edgar San Juan, Isaac Ezban. Productoras: Red Elephant, Film Tank, Cinépolis y Cinema Maquina. Fotografía: Isi Sarfati. VFX: Roberto Ortiz. Dirección de arte: Adelle Achar. Música: Camilla Uboldi. Sonido: Milton Aceves. Reparto: Ofelia Medina, Paola Miguel, Arap Bethke, Samantha Castillo, Paloma Alvamar, Ivanna Sofía Ferro.