El problema empieza cuando la madre de Nicolás desaparece y él debe vivir con sus abuelos y un primo desesperante, porque está empezando a ser adolescente.
Eduardo Rivero dirigió esta historia llena de fantasías, aventuras y aprendizajes.
“La anterior película de Fotosíntesis trataba sobre cáncer infantil”, cuenta el director, Eduardo Rivero. “A la mitad de la preproducción llegó a nosotros el libro Pablo y el baúl de Jaime Mijares. Lo leímos y pensamos que podía adaptarse a una película, y que con él podríamos abordar el siguiente tema, el síndrome de Down. Conforme empezamos a escribir la trama cambió mucho, por eso ya no tiene el mismo nombre, fue una adaptación libre hacia el tema que queríamos tratar".
No quisimos hacerlo evidente, como en El ángel en el reloj nunca se menciona al cáncer infantil. No queríamos ser manipuladores o que cayera en un sentimentalismo forzado, sino que a través de los sueños y los miedos de Nicolás puedas conocerlo, que no exista el prejuicio desde que empieza la película.
Gracias a Special Olympics fuimos a escuelas de educación especial y convivimos con muchos niños; a la mitad del proceso el productor y guionista Miguel Ángel Uriegas me propuso que uno de los niños hiciera la voz del protagonista. Como cineasta lo primero que piensas es resolverlo con actores profesionales, pero parte del reto de la película fue darle esa oportunidad a Fran Fernández, un niño maravilloso, lleno de energía. Su familia estuvo de acuerdo y en la sala de grabación, con la ayuda de la directora de doblaje Gaby Cárdenas, que además es psicóloga infantil, comenzó a trabajar Fran y a los pocos días empezó a tener mucha confianza. Ya no era el tema si lo podía lograr, sino cuál toma era la mejor. Eso nos dio una lección grande, porque teníamos ese temor de probar algo distinto, y también fue importante para Fran, que nunca había hecho algo parecido. Estamos satisfechos y sorprendidos con el resultado, al final de la película quisimos dejar en los créditos un pequeño testimonio de ese proceso.
Es a través del tono y del aspecto. Si ves el arte todo parece estar dibujado con crayolas, lápices de color, muy artesanal, pareciera que estás hojeando un cuento infantil. Fue la manera de suavizar esta parte, que también viene desde el guión. Creo que como nos dirigimos a los niños, ellos aceptan este contexto más rápido; si lo ves como adulto de inmediato te pega.
Nicolás tiene un poco de todas las cosas que nos encantan. Dicen que nuestra Casa Caminante se parece mucho a El castillo vagabundo, lo cual es una coincidencia agradable, somos fans de Studio Ghibli y fue sorpresivo porque en realidad pensábamos en una leyenda rusa, de una cabaña que tiene patas de pollo. Al final no es que quisiéramos ir directamente sobre El castillo vagabundo, tiene otras cosas de películas que me gustan y de lo que ha hecho importante al cine animado.
Estos temas siempre quedan del lado porque a lo mejor son incómodos de ver, pero creemos que es importante generar esta conciencia desde antes, no sólo cuando eres adulto, que ya estás predispuesto. Tratamos de buscar empatía con la gente, nos hace falta como seres humanos ponernos en los zapatos de la otra persona.Si podemos lograr eso, el esfuerzo vale la pena.
¿Qué nuevos proyectos hay para Eduardo y para Fotosíntesis Media?
Ahora estoy codirigiendo con Miguel Ángel Uriegas la siguiente película, sobre la migración. Todos los proyectos son un reto, cosas que no habías hecho antes, la variedad de estilos te enriquece muchísimo para tu trabajo, así que eso es lo que está por delante para nosotros.
Un disfraz para Nicolás. (México, 2020). Dirección: Eduardo Rivero. Guion: Miguel Ángel Uriegas. Música: Manuel Vázquez. Reparto: Fran Fernández, Paty Cantú, José Lavat, Emiliano Ugarte, Magda Giner.